Oh Tù, de quien soy el instrumento,
oh. Espìritu secreto y Naturaleza albergada en mì,
permite ya, que todo mi ser mortal se funda
en Tu silenciosa gloria de divinidad.
He entregado mi mente para que el canal de tu Mente la penetre,
he ofrecido mi voluntad para que sea Tu voluntad: permite que nada de mi
mismo permanezca atràs,
en nuestra uniòn mìstica e inefable.
Mi corazòn palpitarà con el latir universal de tu Amor,
mi cuerpo se convertirà en tu màquina terrestre;
por mis nervios y venas fluiràn las corrientes de Tu èxtasis;
mis pensamientos seràn lebreles de Luz por tu poder liberador.
Deja tan sòlo mi alma para adorarte eternamente
y reencontrarse Contigo en cada forma y alma de Ti mismo.
Sri Aurobindo.
viernes, 26 de febrero de 2010
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