Miguel de Molinos fuè el gran defensor del silencio en la oraciòn mientras se enfoca la mente en
Dios. Por esta forma de misticismo fue condenado por la iglesia catòlica a prisiòn perpetua y a
consecuencia de las muchas veces que fue torturado, muriò en la carcel. La oraciòn que Molinos
recomendaba es el silencio, no palabras habladas o pensadas; el les llama discurso a los pensamientos
y las palabras, lo cual debe ser evitado y darle prioridad al silencio. En este silencio mìstico has de
entrar si quieres oir la suave, interior y divina voz.
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